Mabuela
FRANCISCO
PÉREZ REYES
2013
PROLOGO
Mabuela desde la
mirada del nieto o la presentación de la memoria.
La
escritura es un ejercicio grato en la medida que quien escribe disfruta de
ella, la escritura asumida por obligación no pasa de ser un trámite que por lo
general no desencadena ninguna pasión. Asumir la escritura desde la crónica
relatando los hechos sin pasión suele tener un tufito a telaraña, por lo
contrario, quien escriba la crónica asumiendo la aventura de incorporar su
corazón obliga al lector a avocarse e interesarse por lo relatado.
Cuando leí este
texto no pude quitar los ojos de cada imagen traducida en cada letra y cada
oración, la curiosidad y animosidad del niño que fue Francisco Pérez y como va
contando los gratos y los difíciles momentos por medio de su abuela nos
traducen una edad que no acaba nunca: los años de la ingenuidad. Lo ingenuo que
en el fondo somos todos. Esa ingenuidad hermosa, que nos hace disfrutar de la
cotidianidad como hecho extraordinario, donde cada día se sumerge en los aromas
de los fogones, en las manos de una abuela que se mueve sin apuro bendiciendo a
sus nietos. Una ingenuidad que nos habla de La Vela de ayer, ¿Dónde está la memoria de los abuelos?,
esa forma de contar nuestra manera de ser colocando una silla al frente de la
casa en la que los muchachos escuchaban los relatos con una atención
envidiable, ¿ Qué nos está haciendo
perder esa memoria, esos cuentos, ese sabor?. “Mabuela” no es la abuela de
Francisco, es la abuela de todos, una abuela que en sí misma es la resonancia
de sus ancestros, que es a su vez la representación de una cosmogonía y un ser
palpitante que se resume en cariño.
Lo bueno e
interesante de este texto radica en la riqueza de vivencias que posee, asunto
en el que nos envuelve gratamente el autor con una descripción sin andamiajes
artificiosos ni rebusques, lo cual lo hace un texto inteligente. Francisco ha
puesto en pocas palabras y pocas páginas toda una riqueza cultural, no solo
ubicándonos en La Vela y su familia, sino también en la palabra que nos señala
objetos, costumbres, momentos que son importantes recordar, de lo contrario, la
memoria de los abuelos nos abandonaría por completo. Solos entonces a merced de
la cosificación y de una posmodernidad elucubrada en el mercantilismo, nos
iremos olvidando de quienes somos en realidad. Cada día un modismo nuevo invade
el mercado derribando al anterior y este a su vez será igualmente derruido en
poco tiempo, un nuevo modelo de celular de hoy será un aparato ridículo en un
año, una manera de vestir hoy a todo “look” será en menos de dos años un asunto
de anticuarios. Lo único que realmente nos hace diferente es quienes en el
fondo somos, he ahí la tremenda contribución de Francisco Pérez, quien haciendo
uso de una palabra amena nos va llevando de la mano de “Mabuela” por un ritmo
en el que el tiempo es el mejor testigo de esa memoria, “Mabuela” es esa
memoria, no la dejemos ir, recordemos sus budares y sus arepas redondas, en el
incandescente tizón del fogón de barro, es la tibieza de una mano que es el
remedio para los dolores, cuando creíamos que los ungüentos que nos untaban
cuando niños era el remedio, no percibíamos que eran las manos de esas abuelas
las que curaban.
Qué bueno que
Francisco haya escrito para todos estas memorias con su abuela. Invito a leer
con grata disposición este pequeño libro, invito a los maestros, padres,
madres, abuelas a leerles a los más pequeños estos relatos, no dejemos ir a las
abuelas de ayer, sus remedios, sus afectos, sus palabras.
Críspulo Chávez
INDICE
PROLOGO……………………………………………….
INTRODUCCIÓN………………………………………. 9
LA CASA DE MABUELA…………………………….. 13
MABUELA EN LA COCINA…………………………. 17
LA MISTERIOSA MABUELA………………………. 22
MABUELA HIERBATERA……………………………. 26
EL CASTIGO DE MABUELA…………………………..28
MABUELA Y SUS NIETOS……………………………..29
EXPRESIONES DE MABUELA………………………..32
INTRODUCCIÓN
Hablar de “Mabuela”
no es tratar de decir que Eusebia era la única abuela extraordinaria que
existía en mis años de infancia, todas las abuelas lo fueron y lo seguirán
siendo. Sólo que con este relato trato de plasmar la historia o el cuento de tantas cosas, hechos cotidianos, escenas de una vida rural
que todavía se vivía en las barriadas de
La Vela
de los años 70, donde la producción masiva de artefactos y maquinas producían
modificaciones en las comunidades generándose una lucha constante por no
perder la memoria de los pueblos.
Aquí detallo la
casa vieja ya desaparecida de la abuela, que representa uno de tantos hogares
de la época que albergaron a gentes que iban dándoles formas y sentido a lo
cotidiano.
Mi intención ha sido
salir de la lectura rutinaria de personajes distinguidos de una localidad basándose solamente en el
principio básico de haber vivido en el centro del poblado y ocupado cargos
importantes.
El producir memoria
escrita y audiovisual de oralidad, gestualidad,
mímica y vivencial, sobre el entorno
donde vives, es unas de las maneras que las comunidades adquieran conciencia
del valor afectivo e histórico del mismo.
9
La identidad local
es la sumatoria de familias y sus interrelaciones en el tiempo y su ámbito
local.
Un ejemplo claro
son los objetos que hoy día, los hay muy
poco o simplemente no existen, objetos que por sí solos hablan de la historia de este pueblo que
todos queremos; muy poco se ha escrito de él y hay tantas personas longevas con
muchas historias que contar. Solo nos queda escuchar y anotar lo que en un
momento fue importante para nosotros y revisar lo que hoy debería ser relevante
como aspecto costumbrista, tradicional o cotidiano.
Borremos el sentido que le damos a lo
“Cotidiano”, como algo sencillo y hasta sin valor, es todo lo contrario, la
cotidianidad encierra una lucha constante entre lo tradicional y lo moderno,
nos dice mucho de la influencia del
gobierno de turno o de la empresa
privada y nos dice cuanta influencia
hemos tenido en el contacto con
países cercanos.
Nosotros somos
hijos del ayer, lo grita nuestra
fisonomía, lo dice nuestra lengua y lo reflejan
nuestras creencias. ¿Quién de ustedes no ha retrocedido cuando al abrir
la puerta del frente de su casa esta alguna bolsita con polvo o cosas de
colores? Y al nacer su bebe, casi al mismo momento le están colocando una
protección para el mal de ojo o aquella persona que en plena conversación hace
un gesto o dice alguna palabra que para las demás personas le es extraña.
10
En
algunos hogares han desaparecido las
repisas de santos, pero no dejamos de sentirnos protegidos con alguna estampita de algún santo en las
carteras, o un collar con la imagen de
Cristo crucificado o la virgen de su devoción
en el cuello o en las orejas. Lo cierto es que sin pensarlo nos negamos
a olvidar nuestras raíces, costumbres y creencias.
Las
casas de ahora, tendrán colores
pasteles, serán mas iluminadas y tendrán
fachadas modernas, pero nunca tendrá el encanto del sonido de una arepa recién
salida del fogón, o el olor del café
temprano en la mañanita o la bendición y la oración de una viejita que sufre y
llora por usted. De manera pues, que “Mabuela” es expresión de pueblo, - lo que
para Alí Primera sería: Mama Pancha, - que vive en nosotros y que nuestros
hijos necesitan conocer, para así
entender la complicada palabra: “folclore”.
12
LA
CASA DE MABUELA.
Hablar de la casa de “Mabuela” es recordar una casa muy humilde, totalmente
de bahareque, tanto las paredes como
el techo. Tenía apenas dos cuartos, una cocina, la sala, un
gran patio y una empalizá donde estaban
las matas y la letrina. Casi todas las
casas de la barriada eran parecidas,
solo que no tenían ese gran patio como la casa de “Mabuela”, así entre la cocina y el patio eran los lugares
preferidos tanto de la familia, como de los vecinos. El patio era totalmente
de tierra, pero siempre lucía limpiecito y sin una basurita. Todo eso era
gracias a una escoba de palma y una botella de agua con kerosene que nunca
faltaba. _ Barrer era lo primero que hacía la vieja antes que despertaran sus
muchachos.
Cuando había que reparar alguna pared, Mabuela y Buelo (Abuelo Tulio),
hacían un gran círculo con una escardilla excavando hasta unos 30 o 40 centímetros y echaban agua. Luego regaban cagajón de
burro, hierva coneja picada en pequeños
trozos y bastante cal, para después batir
hasta hacer un barro pegajoso que podía durar varios días antes de
utilizarlo; para después, con la misma mano untar a la pared.
Un día, “Mabuela” metió un burro en el círculo de barro y le pegaba con
un pedazo de cardón para que el burro levantara las patas y ayudara a batir el barro.
13
El modernismo ha cambiado mucho el interior de las casas, inclusive
hasta las más humildes, por ejemplo: En la cocina: El onoto ya viene en papeletas, en las
nuestras teníamos una piedra de moler
los granos de onoto sostenido por tres palos cruzados. El molino para el maíz, que hacía la función de la actual
licuadora. Ejerciendo doble función
estaba el aguamanil; que filtraba el agua y la enfriaba, un pedazo de
piedra que servía para amolar cuchillos y machetes, tres tópias o piedras para
colocar la olla del sancocho. Había cucharas de metal, sin embargo, el remillón
era de tapara con un palo. Teníamos platos y tazas de peltre, las ollas se lavaban con jabón y arena para quitarle el quemado por dentro. En
los cuartos: Las bacinillas para no salir en la madrugada a orinar afuera,
había una repisa de santo donde estaba el Doctor José Gregorio, San Marco de
León, San Miguel Arcángel y La virgen de Guadalupe, tabaco, velas y un rosario.
Por baños: Las Letrinas, que tenia un
agujero en el suelo, mas un mecate para sostenerse cuando se estaba defecando
y varias tuzas por si no había
papel. Las bateas una pequeña de
madera que servía para amasar y la
grande para lavar ropa, ésta era de
cemento, con un hueco que se tapaba con una tuza y un pedazo de tela. En la Sala : Un radio de madera con dos grandes botones y varias
teclas como un piano para cambiar de frecuencia, teníamos un televisor en
blanco y negro de última generación: Phillips. Las sillas eran de guaparo con
el fondo de cuero de chivo.
14
Por cerraduras: Unas trancas para las puertas, los tobos eran
latas de aceite Diana. Para planchar la ropa, unas planchas de metal de
diferentes tamaños. En el solar: Un corral de gallinas, unos cochinos y un
perro.
Con respecto al agua potable, en este sector vivíamos una etapa de transición, ya que el agua lo
recibíamos del manantial de TOMODORE,
a través de unas tuberías que salían de
Caja de Agua hasta diferentes sectores de la población a sitios que llamábamos “LAS PILITAS” y también se contaba en algunos sectores con
el servicio de agua ofrecido por el embalse
EL ISIRO. Las pilitas que
recuerdo: Una ubicada cerca de la bodega de la Señora Marta. (En la
actualidad, al lado de la casa de Jesús Cabrera). Y la otra detrás de la casa de Tomas Vargas ( Totico).
El servicio de luz, aunque ya gozábamos de radios y televisores, todavía
contábamos con lámparas de kerosene. Muy común era en nuestras bodegas, la pipa
llenas de kerosene para su venta en
litros. A 0,25 (Un medio), el litro.
También se vendía las mechas para las lámparas y cocinas de kerosene.
En toda la casa, las alcayatas,
para colgar los chinchorros cuando llegaban primos, nietos y sobrinos.
15
Algo curioso también recuerdo de la casita,
dos huecos en la pared: uno era utilizado para la hoja de tabaco de mi abuelo
Tulio y el otro para guardar lochas, medios, reales y centavos.
16
MABUELA EN LA COCINA.
La cocina de Mabuela era igual a todas las cocinas de la barrida, era
oscura ya que en una cocina cuya habitación
era de bahareque, los colores que
imperaban eran el negro y el gris. Si, así era, recuerdo que tenía una sola ventanita y un
orificio y que para ventilar…pero, yo
veía que en vez de entrar aire solamente salía mucho humo.
Sostenido por un gran madero, como si fuera un mástil de barco, lucía el
techo un color gris, debido al humo reinante en la habitación. Un madero de
menor tamaño junto al madero grande tenía un molino que todos nosotros, sus
nietos, usábamos para ganarnos la arepa del día. Ese era el lugar de la casa
donde me gustaba estar, cerca de ese
hermoso fogón.
Todas las mañanas uno a uno nos acercábamos; primero para recibir su
bendición y después para disfrutar de un pedazo de arepa con GUARAPO, otros preferían el café negro.
17
EL
FOGÓN
Ese fogón de “Mabuela” tiene historias, recuerdo que siempre me
preguntaba: ¿Por qué Mabuela tenía los
senos sucios de carbón?,…. Hasta que un día, llegó la respuesta: Fue una
mañana, la encontré haciendo las arepas y cuando le estaba dando vueltas en el BUDARE; pedacitos de la concha de la arepa destellaban un color
rojo intenso, Mabuela gritaba: - ¡cobre, cobre!-, mientras frotaba sus manos rápidamente sobre
el budare y se los pasaba por sus senos.
Una Vez, estaba haciendo el café
y agarró un trozo de panela, -que nunca faltaba en su cocina- y lo colocó en
una olla, al rato entro a la cocina y le pido la bendición, respondiéndome un
poco alterada: _Dios me lo bendiga MIJO,
venga acá, vea: ¿Qué es lo que le pasa a este PAPELÓN, que no termina de ponerse aguao?-. Respondí: - A ver
Mabuela- , miré la olla y observé
que por papelón, le había puesto un pedazo de ladrillo del fogón a la olla.
Tenía una gran PAILA donde
hacía conservas de plátano y un mesón donde extendía la conserva para después
cortarla en trozos pequeños. Nosotros siempre nos metíamos debajo de la mesa para agarrar la
conserva que salía entre las uniones de la madera. Y entre telas de arañas y algunas chiripas, disfrutábamos
de la conserva de “Mabuela”.
18
Cuando nos corrían
de la cocina, por la ventana, con un
palo largo agarrábamos la conserva aun hirviendo de la paila para comer; “Mabuela” cuando nos veía decía
con sabrosura: _¡Estos muchachos e mierda ¡.....
Recuerdo que Tío Julio tenía un
carro de los años 60, un día salió a parrandear y en horas de la tarde regresó
a casa; siempre acostumbraba entrar por detrás de la cocina para estacionar el
carro en el patio, solo que por estar
muy tomado se llevó la pared de la cocina, Mabuela estaba sentada frente
a la puerta fumando tabaco, cuando observó que todo estaba rodando, grito
preguntando: ¿Qué vaina es esta? Y tío le respondió: ¡Mama dame café que estoy
muy rascao!
LAS
COMIDAS
Muchas de las comidas que recuerdo de la cocina de “Mabuela”, no las veo en nuestra cocina popular, inclusive
en exposiciones escolares y muestras turísticas. Podemos citar:
LECHE CON AREPA: En un plato de
peltre nos desbarataban una arepa y nos
echaban leche de vaca, (que compraban al señor lechero todos los miércoles) y un poquito de
sal.
19
AREPA CON CEBOLLA, TOMATE Y UN POQUITO DE
ACEITE: sofreían
la cebolla y el tomate en el aceite y le
colocaban una pizca de sal.
LAS SEMILLAS DE LA AUYAMA : Ponen a secar en el techo, las semillas de la auyama, luego la tostaban en el budare y
la maceraban en la piedra de moler
onoto. Quedaba un polvo que lo colocaban dentro de la arepa y comíamos.
EL RÍPIO: Todo lo que se
fritaba en la paila, sobre todo el marrano, dejaba unos pedacitos de carne o
cuero que se asentaban en el fondo. Muchos de nosotros peleábamos para comer
ese ripio con arepa.
En estos tiempos, para darle de comer a los hijos, tienes que gastar
mucho dinero. En tiempos de “Mabuela” bastaba una auyana con queso, un plátano
con queso, un plato con mazamorra, yuca con mantequilla, pan con cambur o
simplemente café con un pedazo de arepa.
Teníamos comidas exóticas y
exquisitas, como: Guisado de
Iguana, Huevas de Iguana, Conejo, Sopa de Rabipelao´, Torcazas,
Guacoas. Las más comunes: Marrano, Gallina, Sangre de chivo, Sopa de Bagre.
20
Al alejarse el monte por la desforestación para construcciones de casas;
muchas de estas comidas fueron desapareciendo en el sector: TUMBA CUATRO.
21
LA
MISTERIOSA MABUELA
Hay personas que en el momento de su
nacimiento, llegan a este mundo con un manto sobre su rostro. Las personas
llaman a este momento curioso: “Nació
mantillado”. Dicen que no es mas que
un pedazo de placenta que los médicos retiran del rostro del recién nacido. Pero a este hecho
le atribuyen poderes como: presentir cuando una persona va a morir, ver a los muertos o ánimas, saber cuando una
persona esta embrujada, poder ver los seretones o duendes, Los lúcios, entre
otros. “Mabuela” nació así, con ese don,
algunas veces la escuchaba quejarse por las molestias que le causaban
los difuntos. Habían días que se le olvidaba encender unas velas en su “REPISA DE SANTOS”, -sobre todo los
días lunes-, sintiéndose intranquila y sin poder dormir, era que las ánimas le
reclamaban que encendieran las velas de la repisa.
Sorprendente fue el caso de los cambures; “Mabuela” estaba enferma había
tenido una rabieta y como sufría de epilepsia, le repitió el ataque varias
veces, estaba soñolienta cuando llegó un primo y le dijo: - “Mabuela”, el
vecino preguntó por su salud y le dejó este racimo de cambures. Respondió la vieja: -Guíndelo detrás de la
puerta y tápelo con un trapo y ni se le ocurra comer de ese racimo. -Al día
siguiente, notaron que había una
gusanera en el piso, cuando quitan la tela que cubría los cambures estaban llenos de gusanos.
22
Fumar tabaco era su pasión, era casi un ritual, chupaba fuertemente y
observaba con detenimiento las cenizas
que aún se sostenían en el tabaco, todo eso lo hacía sentada en una silla, bajo
una tranquilidad y evidente concentración. De vez en cuando hablaba con el
tabaco.
Una vez me comentó que un seretón se llevó una niña a una cueva, tuvo que viajar a la
población de ACURIGUA y fue montaña
adentro, en un sector llamado: El Candado. Unas de las condiciones era que
tenía que ser su madrina, de lo contrario no encontraría a la niña. “Mabuela”
me contó que llegó a una cueva grandísima
donde se amarro con un mecate para no perderse dentro de la cueva,
mientras caminaba ,rezaba varias oraciones hasta que encontró llorando a la
niña en lo profundo de la cueva.
Muchas veces la
escuché decir: -fulanito no pasa de mañana; anoche lo vi pasar cerca de la
puerta del frente y no le vi los pies….., Una de mis hermanas también ha
experimentado esas visiones……
Cuando pequeño, veía a “Mabuela”
orinar en la vasinilla y me sorprendía cuando observaba el orine; veía que
orinaba palitos y pedacitos de papel, me fui acostumbrando a verlo hasta poder
saber la razón del hecho: era que “Mabuela” fumaba el tabaco antes de acostarse y tiraba los palos
de fósforos y las cenizas en la vasinilla.
23
Me contó, que una vez, cuando joven salió con un grupo de muchachas a
caminar bien temprano en la mañana, solo que no se percataron de la hora,
todavía era de madrugada, se dirigieron a la zona del redondel (Plaza León
Colina), cuando notaron la presencia de muchas personas que también caminaban,
solo que en dirección contraria, cuando preguntaron si estaban ejercitándose,
nadie respondió, solo reinaba un silencio que erizaba los pelos, eran ánimas
que deambulaban por esos lados.
En la casa había una mata de Limón que tenía unos clavos cruzados en el
tronco, “Mabuela” decía: - “Esto es para que para”-, pero si la mata no daba
los limones, le propinaba una paliza con una chancla vieja (cotiza), mientras
la insultaba y le reclamaba por los limones. Lo sorprendente es que
transcurridas varias semanas, la mata echaba unos hermosos y jugosos limones.
Muchas fueron las Abuelas que recuerdo de ese sector TUMBA CUATRO, como
Concha López, Celia Camoy , Ana Cachete y
Eusebia. Todas ellas al salir a la calle, escuchaban de cada esquina:
“Bendición”, la razón, es que ellas también “echaban agua”, muchas de las familias consideraban más
importante la echadura de agua que el bautizo.
24
Un Día, “Mabuela” sale a la “Echadura de agua” de una niña llamada:
Wendy Miroslava; cuando comienza el ritual dice: ¿Wendy me lo lava, quiere ser
cristiana? y los familiares de la niña corrigen: -Eusebia es Miroslava-,
repitiendo “Mabuela” la expresión:- ¿Wendy me lo lava, quiere ser cristiana?,
respondiendo todos: si quiere ser cristiana. Terminado el acto le dice al padrino:
- déme la vela para ponerla en un rincón- solo que cuando se inclina para poner
la vela en el rincón, no ve un morrocoy que estaba en ese rincón, colocándole
la vela en la espalda. Los padrinos y padres de la niña rieron toda la tarde al
ver el morrocoy pasearse por la sala con la vela encendida.
25
MABUELA
HIERBATERA
Hoy día, las abuelas son muy modernas, cuando el nieto o la nieta se
enferman llaman al médico de la familia o van a las clínicas. Las abuelas de mi
barriada pertenecían al club de las abuelas especiales; tenían remedios caseros
infalibles, “Mabuela” era una de
ellas. Muchas veces, vi llegar personas buscando a EUSEBIA – (así se llamaba Mabuela) - ,
para que le prepararan una bebida con hierbas y cosas aromáticas que servían
para limpiar la sangre de las mujeres y así poder salir embarazadas. Era muy
famosa por ese tipo de bebidas en botellas de un litro.
Mis hermanas al
igual que muchos niños y niñas de la barriada tenían lombrices, “Mabuela” preparaba una toma con ajo que evitaba que
las lombrices subieran a los oídos, garganta, nariz y sobre todo al cerebro.
Aimara (mi hermana) esta viva, gracias a
esa toma. Fue un día que tenía fiebre alta y la vieja exclamó: - ¡Las lombrices
la están matando, vienen en tropel pa´rriba ¡ -.Ya habíamos perdido una hermana
por la misma situación.
Pocos remedios he visto donde se utilice el tabaco, “Mabuela” agarraba
un pedazo de hoja, la masticaba o la mezclaba con chimó y la colocaba sobre una
cosa llamada NACÍOS, -pasados unos
días,- se reventaba sacándole una cosa blanca endurecida que llamaban: RAÍZ.
A mi me salió en una parte que no puedo decir……
26
Para el dolor de oído: El aceite con ajo
machacado.
Para las quemadas: La zábila,
Para dar ánimo: La sopa de pichón.
Para sacar el sarampión: El guarapo de la flor
del caujaro y la bostae´vaca con
leche.
Para la gripe: El macuto de alcanfor.
Para los tobillos hinchados: El tallo del cují
joven.
Para la papera: La hoja de tártago con
mantequilla.
Para la diarrea: La concha de la granada.
Para el sudor: Un limón.
Para las hemorragias: El café.
Para las picadas de cacuro o cigarrón: El
orine con barro.
Para los cayos: cenizas del fogón.
Para las picadas de alacrán: Las tripas del
mismo alacrán.
Para el hipo en los bebes: Un hilo en la
frente.
Para la lechina: El agua de ratón con la
sibidigua morada y jabón azul.
Para la picazón: Almidón con cocuy.
Para las gallinas con viruela: La sipa.
Para las lagañas en los ojos: Las semillitas
de la planta dormidera.
27
EL
CASTIGO DE MABUELA
Quienes recuerdan a sus abuelos saben que ellos podían pasar de
la ternura a la fiereza en unos segundos. Bastaba que sus hijos o nietos
hicieran algo que para ellos fuera malo. Todo comenzaba con una mirada fija y
punzante a nuestros ojos y si no hacíamos caso, venía la advertencia con un
grito; si no hacías caso, llegaba la pela. Para ello existían instrumentos de
castigo, como por ejemplo: El rabo de Raya, que a parte de servir de látigo,
dejaba una picazón aun después de recibir el fuetazo; las alpargatas y las
escobas también servían para castigar como también, algún utensilio de cocina:
Las cucharas o el remillón que era utilizado para percutir nuestras cabezas. O
simplemente, no le daba comida ese día.
Lo cierto es que en estos hogares de la
barriada reinaba el respeto por las personas adultas, el don
de la palabra empeñada, había castigo por nuestras conductas inadecuadas. Pero
existía sobre todo se respeto por el orden jerárquico de la familia: mamá,
papá, abuela y el abuelo.
“Mabuela” reprimía un muchacho chismoso,
un muchacho pedilón, un muchacho que agarraba algo sin permiso, un muchacho
llorón, un muchacho cagón, un muchacho pendejo o que le gustara estar desde
bien temprano en la mañana, en la calle.
28
MABUELA Y SUS NIETOS
Cantos de Arrullos:
Los consentidos de “Mabuela” eran sus nietos
y nietas, inclusive creando disgustos entre las hijas y ella. Pero quiero
relatar ciertos hechos que eran comunes entre las abuelas. Por ejemplo: dejan
de dormir por ocuparse de sus nietos y nietas cuando estaban enfermos. La
manera de tranquilizarnos era con cantos de arrullos, agarraban la cabuyera del
chinchorro y cantaban la más bonita canción que haya escuchado en mi infancia:
DUERMETE
NI NIÑO
DUERMETE
ME YA
QUE
YA VIENE EL COCO
Y
TE COMERÁ.
DUERMETE
MI NIÑO
QUE
TENGO DE HACER
LAVAR
LOS PAÑALES
Y
SENTARME A COSER.
Melodía
muy parecida al Himno Nacional “Gloria al bravo pueblo”, y cuando estábamos
calmados, casi dormidos lo cantaban silabando
en onomatopeya:
NA,
NA NÁ, NA, NA, NA
NA,
NA ,NÁ ,NA ,NÁ…..
29
Y cuando estábamos profundamente
dormidos, hacían lo que en el canto
llamamos: “Boca cerrada”.
JU,
JU, JÚ, JU, JU JU………
Gracioso era cuando
nos dolía algo y llorábamos más por malcriados que por el mismo dolor, cantaban diciendo:
TE
VOY A COSEL CULITO
CON
UN ALAMBRE FINITO
TE
VA A DOLER UN POQUITO
PERO
TE VA A QUEDAR SEGURO.
Otra canción de su repertorio era:
SANITO, SANITO
LAVATE EL CULITO
BEBETE LA
AGUITA.
En La Vela es muy frecuente que la gente
tenga “gripe”, 2 ó 3 veces al año. Antes
era igual, solo que “Mabuela” tenía una protección contra ese mal. Era una
bolsita hecha con tela donde le colocaban una pastilla de “Alcanfor”,
cosiéndola por todos los extremos; se colocaba por la parte interna de las
camisas o franelas a la altura del cuello.
30
Ese protector gripal se llamaba: MACUTO. Lo
curioso, si la tela era de color rojo, había más protección, también le
colocaban una PEONÍA, incrustada en oro
y una mano de azabache empuñada. Otras le colocaban hasta las imágenes del
santo de su devoción.
En la actualidad, nuestros hijos,
sobrinos y nietos piden la bendición en
plena carrera y casi siempre la palabra se escucha recortada: sión mamá, sión
buela y nunca esperan la respuesta. Peor aún hay niños y niñas que no piden la
bendición.
Para pedir la bendición a “Mabuela”, había que acercarse y colocar las
manos juntas como si estuviéramos orando y lo más importante, había el contacto
de sus manos en el rostro de sus nietos e hijos. Decíamos: bendición y ella nos respondía:-
Dios me lo bendiga,- mientras nos hacía la señal de la cruz en la frente. Eso
era con todos, hasta los adultos…
31
EXPRESIONES
DE MABUELA
Muchas de estas palabras y expresiones las utilizan en todo momento nuestras abuelas, sobre todo
las abuelitas de la sierra colinense. Cuando las decimos no nos percatarnos que
son acentos y modismos que en el transcurrir de los tiempos han perdurado con
nuestros abuelos e inclusive nos identifican como región.
Me
duele el cuadril.
Me
duele la caja e´cuelpo.
Me
duelen las coyunturas y los arretes.
Que
le pasa a ese muchacho que viene
atisnao.
Esta
arepa salió pandea.
Esta
pared tiene juraco.
Esta
muchacha tiene un follisque con fulanito
El
finao Pedro.
Agua
de mái pelao.
Lo
que queda es cache.
32
Esa
Auyama esta chaute.
Necesito
mas rejo é leña.
Andás zarutaco.
Carajo,
andás almidonao.
Pareces
un patiquin.
Tá
pringando.
Ese
muchacho si es lambío.
Los
aguacates, lo mayugaron.
Se
me subió la comía a la ollita.
Pasame
el tronche.
Tulio,
siempre dejando la mascá en la ventana.
Me
dio un Vahío….